Historia de Bucarest
Los orígenes exactos de Bucarest son desconocidos, aunque los datos indican que la zona estuvo habitada desde tiempos prehistóricos.
Como tantas otras ciudades, Bucarest también cuenta con una leyenda sobre sus orígenes: una joven llamada Dambovita rechazó el amor de un príncipe para irse a vivir con un pastor llamado Bucur a un lugar que llamarían Bucaresti.
La actual Valaquia, donde se encuentra Bucarest, estuvo habitada por las tribus getas hasta que a finales del siglo I pasara a formar parte del imperio romano como parte de la provincia de la Dacia. La ciudad perteneció a Roma hasta que fue abandonada en manos de los godos en el año 275. En este momento, a los dacios romanizados se les denominó “valacos”.
Tras la caída del imperio romano, otros pueblos germánicos y eslavos invadieron la zona mezclándose con los pueblos romanizados. A lo largo de diez siglos, desde el siglo III hasta el XIII, estas comunidades se fueron organizando bajo diferentes castas militares, los “voivodatos” (“voi”, ejército y “voditi”, conductor).
Uno de los voivodatos más importantes fue el de Valaquia. En el siglo XIII los valacos que huían de los húngaros se instalaron en las llanuras del Danubio.
Fundación de Bucarest
El primer dato histórico en el que se menciona a la ciudad de Bucarest es un documento del 20 de septiembre de 1459 firmado por el voivoda valaco Vlad IV, que estableció allí su residencia y ordenó la construcción de una fortaleza para defenderse de los turcos además de preservar la ruta comercial entre Brasov y el Danubio.
Es por esto que se considera a Vlad IV “El Empalador” el fundador de Bucarest -más conocido literariamente como Drácula gracias a la novela del irlandés Bram Stoker.
Durante tres siglos los voivodas de Valaquia tuvieron la capital en Tirgoviste aunque tenían su residencia de verano en Bucarest, hasta que decidieron que ésta fuese su capital en 1659.
Codiciada por sus poderosos vecinos, Bucarest fue invadida en innumerables ocasiones tanto por los turcos, como por los rusos y los austriacos desde finales del siglo XV hasta su independencia.
En 1712 la ciudad fue saqueada por los serbios y, en 1829, durante el protectorado ruso y siendo comandante del ejército de Valaquia el Conde Pável Dmitrievich Kiseliov, gobernó a la vez Valaquia y Moldavia, siendo este el primer antecedente de la futura unión de ambas naciones.
Capital de la nueva Rumanía
En 1859 la asamblea de Iasi, Moldavia y la de Bucarest, Valaquia, acordaron su unión en un solo país eligiendo a su primer príncipe Alexandru Ion Cuza, que gobernaría bajo el nombre de Alejandro Juan I. Se trataba de un príncipe reformista que impulsó la reforma agraria, fundó dos universidades y secularizó los bienes de la iglesia, aunque finalmente se vio obligado a abdicar en 1866.
El nombre de Rumanía fue elegido por una comisión europea tras la Guerra de Crimea de 1856, eligiendo un nombre que recordase su origen latino.
El 24 de enero de 1862 Bucarest se convirtió en la capital de la nueva Rumanía.
Tras la abdicación de Cuza se proclamó príncipe a Carlos de Hohenzollern. El 9 de mayo de 1877, aprovechando el periodo de guerra turco-rusa, se declaró la Independencia y en 1881 el príncipe se proclamaría rey bajo el nombre de Carol I.
El largo reinado de Carol I abarcaría hasta 1914 y propiciaría la época de mayor esplendor de la historia de Bucarest; su gusto por el estilo francés hizo que adoptase el modelo urbanístico Haussmann construyendo extensas avenidas arboladas y grandes edificios neoclásicos de modo que la ciudad comenzó a conocerse como la “Pequeña París”, la “París del Este” o el “París de los Balcanes”.
Un duro pasado
A partir de 1930 comenzaría un proceso de constante destrucción urbanística que se fue alargando hasta el siglo XX.
En 1916, durante la Primera Guerra Mundial, Bucarest cayó en manos alemanas y la capitalidad se trasladó a la ciudad de Iasi, la tercera ciudad más importante de Rumanía, situada en la región de Moldova.
En 1940 la ciudad fue ocupada de nuevo por la Wehrmacht y bombardeada por los aliados. El 31 de agosto de 1944, Rumanía se pasó al bando aliado siendo entonces bombardeada por la Luftwaffe. En este momento la ciudad quedó prácticamente destruida antes de pasar a manos del ejército rojo.
En 1977 Bucarest fue golpeada de nuevo al sufrir un fuerte seísmo que ocasionó más de 1.400 muertos y derribó numerosos edificios.
En 1980 el megalómano presidente Ceausescu se propuso renovar la ciudad, para lo cuál encargó derribar una quinta parte de los edificios del centro construyendo en su lugar otros de estilo soviético, de escaso gusto, tras lo cuál Bucarest perdió gran parte de su patrimonio monumental.
En 1989, la Revolución que acabaría con el comunismo también dejó sus huellas en la ciudad.
Después de verse sometida a tanta destrucción, actualmente Bucarest está tratando de recuperar la magia de su casco histórico a pasos forzados, algo que se ha visto fuertemente impulsado tras su incorporación a la Unión Europea en el año 2007.